Sunday, December 4, 2011

LUDWIK MARGULES







"Érase un hombre a una pipa asido, y érase -amén de un gran artista- un ser excepcional, de fisonomía única y personalidad contradictoria, dueño de un lenguaje inconfundible y un acento que obliga a la imitación, gran maestro y amigo mejor, poseedor de un anecdotario asombroso y protagonista de otro francamente inverosímil. Alguna anécdota se cuela en el camino y aunque él evite a toda costa las referencias a su 'folklore personal', insisto en que ningún perfil suyo estaría completo sin esos comentarios y sucesos que, amén de la gracia, lo pintan de cuerpo entero".

Margules fue maestro de actores, directores, escritores y cineastas. Con su infalible pipa y su permanente gorra lo cuestionaba todo. Sólo así podría enseñar a narrar, a escribir guión, a construir escenas. Margules le dio al teatro mexicano la oportunidad de la renovación. Fue uno de los artífices del nuevo teatro mexicano contemporáneo, un teatro íntimo, sólido, retador, implacable.

Ludwik era ante todo un sabio. Un ácido crítico de la simpleza, de la chabacanería y de lo superfluo. Se nos fue un maestro puntual, mordaz, irreverente, pero al mismo tiempo cariñoso, aunque también sabía ser fino en su ironía, implacable y perfeccionista.

La escena de Margules

Admirador de la ópera, de Bach, Ludwik Margules veía la escena como un hecho musical, como un acto poético. De otra manera, no tenía razón de ser. El director de escena es como un compositor que debe armonizar y desnudar notas musicales, decía en sus clases, donde enseñaba a componer, a transmitir al espectador, la esencia de lo dicho en trazos vistos con analítica frialdad, pero con una disciplina y una ética a prueba de cualquier cosa.

Durante más de 40 años Ludwik Margules contribuyó a la escena mexicana, pisó todos los teatros, todos los espacios, hasta los más excéntricos. Enseñó, formó jóvenes, ayudó a escenógrafos a entender y construir lo imprescindible.

La intimidad fue para Margules uno de los elementos fundamentales en su trabajo creativo. El sentido de lo humano en la escena podía implicar un golpe, un gesto, una mirada o un movimiento del cuerpo.

La herencia

Todo lo que se diga de Margules es poco, frente a lo mucho que deja para México. Desde la construcción de una nueva teatralidad, hasta la energía de pensar y de crear en quienes fueron sus alumnos, en sus actrices, sus directores de cine.

En los pasillos del CCC se extrañarán sin duda su acento, su risa, su mirada atenta, su crítica implacable, su ácido sentido del humor, el humo de su pipa y su entrañable presencia. "Señor Teatro", somos muchos los que te vamos a extrañar.

Desde donde esté, Margules seguramente estará repitiendo ahora lo que dijo en su homenaje. "No voy a decir que no lo merezco".

De esa manera, Rodolfo Obregón, director del Centro de Investigación, Documentación e Información Teatral Rodolfo Usigli (Citru), describe al maestro Ludwik Margules en la introducción del libro Ludwik Margules.


En los años sesenta Margules marcó, junto con otros dramaturgos y directores, el devenir del teatro mexicano, del cual es pieza fundamental. De la misma manera, no podía dejar intactas las vidas, profesionales y privadas, de las personas que han trabajado con él, quienes guardan todo tipo de anécdotas, que en ocasión de las actividades de este acto propuesto por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), con la organización del Cenart, han decidido compartir.


En la misma publicación, David Olguín, quien desde 1983 se mantuvo cerca del maestro como discípulo, actor, asistente, adaptador, dramaturgo, amigo y socio, expresa:


"Muchos guardamos alguna de las historias del hombre y las seguiremos evocando, aun cuando la grandeza no habita en su biografía, sino en el legado artístico, en su visión del teatro y en la exigencia y rumbos que han señalado su estética y su ética al hablar en escena . Permanece intacta mi admiración por Ludwik, el director de escena, a su afán de perfección, a su vocación inevitable por tirarse de bruces, montaje tras montaje, al abismo de la conciencia y del corazón humano".


Y agrega: 
"Dirigir teatro como un acto existencial; pensar en la grandeza como una aspiración olfateable en el pequeño escenario en el pequeño cuadrilátero de la creación escénica: el ensayo. Rigor y autocrítica. Igual desprecio al tener qué decir sin técnica, que a la técnica como un artificio carente de verdad humana. Cuántas cosas por explorar en las ideas y realizaciones escénicas del gordo Margules".


De la misma manera, Rubén Ortiz, alumno y asistente de Margules, así como coordinador académico del Foro Teatro Contemporáneo, refiere: 
"Ver a Ludwik Margules trabajando con los actores es igual que con sus alumnos: es aparentemente despiadado, pero eso es sólo una mirada muy mexicana de lo que es, de lo que él mismo llama 'una máquina de guerra'. Exprime a la gente de manera que salga totalmente de su comodidad para empezar a dar algo nuevo. Es necio y obstinado, tal vez porque en los años sesenta y setenta le tocó consolidar la labor de director de escena desde su propia visión, siempre en la frontera entre lo nacional y lo no nacional".


"Es como una piedra en el zapato para la burocracia teatral que cambia cada sexenio, pues es inconforme y siempre exige más. Pero ha logrado mantener su plataforma poética (el Foro), la cual persiste y subsiste gracias a sus grandes ideas y sus malos modos. Hay días en que todos preferirían no verlo y otros en que hace falta alguien que diga la verdad y ponga la inspiración más allá del horizonte natural".


La escenógrafa Mónica Raya, representante de una nueva generación de colaboradores de Margules, expresa: 


"La decisión de Ludwik para incluirme en su equipo habla de él mismo, de su ánimo para probar suerte, como un asunto espiritual en el que sigue buscando con la misma intensidad que hace 30 años, lo cual provocó que pudiera entrar en su esfera en una sintonía muy peculiar, con un romance escénico que ha durado ya cuatro puestas en escena (El cuarteto, Los justos, Camino rojo y La noche de Epifanía), que muestran una trayectoria reciente, pero muy sólida".


Además de la presentación de esta publicación en la que también dan su testimonio Alejandro Luna, Hilda Valencia, Fernando de Ita, Fernando Solana, Juan Tovar, Jorge Fons y Carlos Carrera, entre otros, en este acto promovido con el apoyo del Citru, el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca), el Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC), la Coordinación de Teatro del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) y el Centro Universitario de Teatro (CUT), se dará a conocer Ludwik Margules. Memorias.






LINKS:



*www.teatrodenuevoleon.com:articulos:margul5.html.webloc

*benfiles.blogspot.com:2006:04:ludwik-margules.html.webloc


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